La región enfrenta desafíos crecientes por enfermedades con potencial epidémico, especialmente arbovirosis (dengue, zika, chikungunya), fiebre amarilla y riesgo de nuevas pandemias. Las políticas públicas emergentes en América Latina abordan la preparación, la vigilancia, el control de vectores y la respuesta clínica, integrando enfoques multisectoriales y comunitarios.
1. Plan Estratégico Mundial de la OMS para Enfermedades Arbovirales
La Organización Mundial de la Salud lanzó en octubre de 2024 su Plan Estratégico Mundial de Preparación, Disposición operativa y Respuesta contra el dengue y otros arbovirus transmitidos por Aedes (zika y chikungunya) con cinco componentes clave:
- Coordinación de emergencias interinstitucional.
- Vigilancia colaborativa basada en indicadores y notificaciones de eventos.
- Protección comunitaria, con participación activa en control de criaderos y educación.
- Atención clínica escalable y segura, fortaleciendo la capacidad hospitalaria.
- Acceso a contramedidas: investigación de vacunas y tratamientos eficaces.
2. Fortalecimiento de las Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP)
En abril de 2025, la OPS publicó el informe “Implementación de las FESP en las Américas” destacando que el 40–59% de los estándares está cubierto. La Estrategia Regional FESP 2024-2034 prioriza:
- Vigilancia y evaluación de salud poblacional.
- Desarrollo de políticas y planes basados en evidencia.
- Acceso equitativo a servicios de salud y respuesta rápida a brotes.
- Cooperación intersectorial y sistemas de información integrados.
3. Coordinación Regional y Propuesta de un “CDC Latinoamericano”
La LIV Reunión de Ministros de Salud del Mercosur (junio 2024) subrayó la carencia de mecanismos eficaces de coordinación regional. Se propone la creación de un Centro Regional Latinoamericano de Prevención y Control de Enfermedades para:
- Estandarizar protocolos de diagnóstico y tratamiento.
- Compartir datos epidemiológicos en tiempo real.
- Impulsar producción regional de insumos, vacunas y tecnologías.
4. Vigilancia y Control Vectorial Innovadores
- Tecnologías basadas en Wolbachia para población de Aedes autorreproducible, bloqueando transmisión de dengue, zika y chikungunya.
- Plataformas digitales y redes sociales para alertas comunitarias, identificación de criaderos y coordinación de campañas de limpieza domiciliaria durante restricciones por COVID-19.
- Drones y sensores IoT para mapear zonas de riesgo, focalizar fumigaciones y optimizar recursos.
5. Estrategias de Vacunación y Respuesta Clínica
- Vacuna TAK-003 para dengue, aprobada en Brasil, Argentina y Colombia, con énfasis en monitoreo riguroso de serotipos y eventos adversos.
- Protocolos de diagnóstico virológico temprano (PCR y ELISA IgM) para fiebre amarilla y dengue, con meta de cobertura vacunal ≥95% en áreas de riesgo.
- Capacitación de personal de salud en manejo de casos graves para mantener letalidad de dengue por debajo del 0,05% regional.
6. Integración de la Atención Primaria y la Participación Comunitaria
- Modelo CWIS adaptado a zonas periurbanas marginadas para combinar saneamiento, vigilancia y control vectorial con un enfoque “toda la ciudad” (Citywide Inclusive Sanitation) que involucra a juntas vecinales y recolectores formales como microempresarios del saneamiento.
- Brigadas comunitarias entrenadas en detección de casos, primeros auxilios y referencia rápida, especialmente en Amazonía y regiones rurales.
7. Marco Financiero y Cooperación Internacional
- Movilización de USD 55 millones para el Plan Estratégico Mundial de la OMS.
- Acceso a recursos del Fondo para Pandemias de la OPS y colaboración con bancos multilaterales.
- Alianzas público-privadas para la producción local de vacunas y tests de diagnóstico rápido.
La combinación de un plan estratégico global, fortalecimiento de funciones esenciales, coordinación regional efectiva, innovaciones tecnológicas en vigilancia y control vectorial, y la participación comunitaria configura un marco robusto de políticas emergentes en Latinoamérica. Estas acciones integradas buscan anticipar y contener brotes epidémicos, reduciendo la morbilidad y mortalidad asociadas a enfermedades con potencial de causar crisis sanitarias.